Si crees en Meigas cree en la superstición, y que mejor que empezar por este fenomenal Valdeorras. Joaquín Rebolledo 2012+1, sin mencionar el número del año, ni falta hace ¡por si acaso! Este fenomenal joven monovarietal de Mencía, pilón fijo añada tras añada, con una expresión varietal genial. A la vista ofrece un rojo púrpura de ribete rubí, media capa con algo de turbidez en la superficie y pequeñas burbujas del carbónico. En nariz destacan unas puntas de cacao con un fondo floral; necesita airear un poco ya que este varietal presenta siempre algo de reducción. Una vez abierto, las frutas saltan a la palestra: fresas, grosellas, todas en un punto goloso, trazas herbáceas, flores y un apunte mineral. En boca entra muy liviano, con una frágil carga frutal acompañada de notas herbáceas. Una añada más atlántica que sus predecesoras, mas gallega, menos bierzana, con una acidez muy marcada que se alarga mucho. Estupendo vino al que le tengo mucho cariño, con una más que buenísima RCP.

 

Continuamos en Valdeorras, con la gratísima sorpresa que nos deparó Viñaredo Sousón Barrica Selección 2009. Este excelente monovarietal de Sousón, dio una clase magistral del tan acuñado vino atlántico, fresco, ágil, elegante e increíblemente persistente. En copa muestra un rojo picota de capa media, un paso que tiñe la copa dejando una lágrima lenta y uniformada. En nariz ofrece un inusitado fruto rojo maduro, incluso en un punto licoroso, los cremosos de la crianza andan sueltos, suaves, volátiles, aparecen bálsamos y unos toques de lilas dando amplitud, vigoroso, ¡estupendo! La boca es amable, elegante, viene cargada de frutos, balsámico y un pelo especiado, la acidez suaviza el conjunto. Persistente perfume en boca, retro con notas de crianza y frutos rojos. Un vino amable, elegante, de una ejecución solo posible en estas tierras y gracias a la tradicional y familiar elaboración de Bodegas Santa Marta.

 

Nos pasamos a la Ribeira Sacra, para encontrarnos frente a frente con Algueira Merenzao 2011. Estupendísimo mono varietal de Merenzao, otro vino que no dejara indiferente a nadie, de núcleo fuerte y muy herbáceo, cada trago es una nueva revelación. Rojo rubí de capa baja, rojo teja en capa superior que diluye al llegar a los bordes. En nariz concede unas notas ahumadas arropando un grupo de frutos negros, trazas vegetales, hierba cortada, hinojo. Aún necesita abrirse y es todo un espectáculo, complejo, vivo… en boca es un actor de Hollywood de los 20, elegante, bien estructurado, con una tanino integrado y bien maduro, muy frutal y una acidez que vertebra a la perfección. Bien compensado, herbáceos que aparecen, bajo bosque, romero. Fruta, hierbas, bosque, alta acidez, trago que te hace salivar, invita a más, genial. No quiero otra copa, quiero la botella y otra…

 

La seriedad la aporta Lalama 2009, un Ribeira Sacra de Dominio do Bibei ya consagrado. Coupage de Brancellao, Garnacha Tinta, Mencía y Mouratón, 20 meses de crianza con sus lías, un 35% en fudres y 65% en barricas de roble francés de 1er.,2º y 3er. año. Antes de presentarse al público, vuelve a permanecer 14 meses de reposo en botella. Tradición, trabajo y tesón, son las tres palabras que describen este vino. Rojo rubí tirando a teja de media capa, de menisco casi cristalino al borde sin ser glicérico. La madera está bien presente, tostados, caramelo de toffee y cacaos invaden la nariz. Fruta sobremadurada y cierta licorosidad, balsámico potente, lleno y mentolado, y un final de sotobosque. En boca los frutos rojos están acompañados por las notas de crianza, la acidez tiene mucho a decir ¡y hablamos de un 2009! El retro va lleno de frutos del bosque maduros, muy largo y persistente, de taninos marcados y maduros. Vino de corte tradicional, la madera toma protagonismo sin dejar de lado el terruño y la expresión varietal. Vino para consumir ahora y también para guardar, ya que le auguramos una buena evolución en los próximos cinco años.

 

Por ultimo un vino que nos tenía enamorados y, con su nueva añada, estoy por pedirle matrimonio. Llegado desde las Rías Baixas este DoUmia 2013 es un autentico seductor, irreverente y para nada predecible. Esto último lo he dicho porque su coupage con un 70% de Mencía te podría condicionar, pero sus compañeras de viaje Caiño Tinto en un 20% y la Espadeiro lo restante, dotan a este vino de una irresistible e irrepetible personalidad. Un joven informal sacado de la mente de un genial escritor o en este caso, un viticultor. A la vista presenta un bonito rojo rubí de menisco amoratado, glicérico a los bordes dejando una lágrima de caída rápida. Mermelada de frutillos del bosque, compota de primera, notas herbáceas y algun apunte balsámico. Sigue abriéndose... ¡cítricos! Especias exóticas como la pimienta jamaicana, ahumados, hojarasca de fondo, una mirada al bosque ¡qué cambios de timón! ¡Qué saltos pega! Y lo de la boca, ¡ya es un escándalo! cremoso, suave, fruta blanca de hueso, confitura de fresas, la misma sensación al morder una manzana caramelizada. Especiado y boscoso, de una complejidad inusitada, la acidez equilibradísima. ¡Tremendo! ¡Genial! ¡Enorme! ¡Increíble! Gracias a Adegas Pedralonga por tan magnifico vino. 

 

Como hemos disfrutado con esta cata, estos pagos gallegos dan unos vinos inolvidables y la prueba de ello son estos magníficos tintos. Aunque ya sabéis, probad, catad y decidid, es vuestra elección!