Celler Espelt

Los vinos del Celler Espelt nacen de la gran variedad de uvas que han conseguido implantar en las cercanías del mar Mediterráneo en el Empordà.

Bodegas Espelt en Empordà es, tal y como ellos mismos definen, "un anfiteatro sobre el mar resguardado por montañas que se transforma al paso de las estaciones". Es una bodega familiar, con una larga tradición vitivinícola pero que no fue hasta el año 2000, cuando decidieron inaugurar sus nuevas instalaciones. Una casa tradicional catalana, una masía, que contrasta con la bodega anexa de líneas modernas e interior tecnológico.

Poseen 200 hectáreas propias, de viñedos viejos junto a otros de nueva plantación. Algunos se encuentran en el Parque Natural del Cap de Creus y en el Paraje Natural de L’Albera, al norte de la provincia de Girona, a los pies de los Pirineos. Sus tierras están cubiertas de una fina capa de sauló, piedra granítica descompuesta, de composición muy similar a la que encontramos en la DO Alella, que gracias a ella las cepas pueden arraigarse a la tierra, ya que por debajo encontramos una tortuosa geología muy rocosa. La zona del Empordà está batida por la Tramuntana, fuerte viento de tierra, que a veces dura hasta dos semanas y es responsable de la fuerza del paisaje y del arrebato de sus gentes.

Todos los vinos de la bodega Celler Espelt nacen por el amor a la tierra, sacándole el máximo partido. Para ello, hay que saber qué hacer antes de plantar, cómo abonar, podar y vendimiar. Sólo así, se consiguen vinos auténticos y genuinos. Han conseguido trabajar con 17 variedades de uvas diferentes, unas autóctonas y otras foráneas perfectamente adaptadas a su terreno. Esta diversidad, de complicada gestión, enriquece su trabajo y hace que de sus sutiles combinaciones obtengan vinos blancos de Espelt Viticultors, rosados, tintos, dulces y espumosos modernos, llenos de pasión, alma y personalidad.

Celler Espelt ofrece exposiciones itinerantes en las paredes de su bodega; un arte que se remolca hasta sus botellas, dónde el inconfundible arte de Javier Mariscal desfila con pequeñas historias en sus etiquetas. Es una bodega dinámica y creativa que se reinventa a través del arte visual y gustativo.