Drappier

Desde el siglo XIX, la bodega Drappier elabora expresivos champagnes. Pioneros en el uso de la Pinot Noir.

La bodega Drappier en Francia perdura desde 1808, cuando la Michel Drappier plantó sus primeros viñedos y es alabada por los críticos de todos el mundo peses a producir pocas botellas pero de una excelente calidad. Alrededor de 1930, el sucesor de la época, Georges Collot, decidió plantar Pinot Noir en Urville, siendo burlado y nombrado por sus vecinos como "Padre Pinot" aunque la historia decidió darle la razón y hoy en día representa el 75% de los viñedos de la zona. En la actualidad, su nieto Michel Drappier es quien está al cargo de la compañía, pese que los coupages de cada uno de sus champagnes se deciden por consenso entre las tres generaciones y el "chef de cave".

Los champagnes de la Maison Drappier nacen de sus cepas clásicas como Pinot Noir, Chardonnay o Pinot Meunier, aunque también tienen dentro de sus parcelas cepas únicas de Petit Meslier, Blanc Vrai o la rarísima Arbane que aportan colores y sabores a sus viñedos.

Una de las características del champagne de la bodega Drappier es que no se preocupan de la homogeneidad de sus vinos, sino que buscan la máxima expresión de cada cuvée. Por eso, también son opuestos al uso excesivo de sulfuroso, practicando la dosis más baja de la profesión. Así consiguen champagnes más naturales, con ricos sabores y con fermentaciones lentas a bajas temperaturas. El licor de expedición utilizado son vinos envejecidos en cubas de Limousin y después garrafas de cristal durante más de 15 años, ganando concentración y nobleza.

Los Milléssimes maduran en la cava excavada en 1870 en Reims; en cambio, el resto envejece en la cava del siglo XII de Urville construida por los monjes cistercienses de la Abadia de Clairvaux.