Arribes

Situado en el oeste de la Penísula Ibérica, el territorio amparado por la Denominación de Origen Arribes ocupa una extensión de 2.500 hectáreas, 270 de las cuales están inscritas en el Consejo Regulador de la DO. A caballo entre las provincias de Zamora y Salamanca, la zona discurre en paralelo al curso del río Duero en su camino hacia Portugal. Aprobada en 2007, la creación de la denominación de origen Arribes consolidó el trabajo de recuperación del patrimonio vitivinícola de la zona iniciado en 1998 con la fundación de la asociación “Vino de la Tierra de Arribes del Duero”. En la actualidad, hay 19 bodegas adscritas a la DO Arribes.

La región de los Arribes del Duero -referencia a las escarpadas gargantas fluviales talladas en la roca- destaca por su riqueza geológica y su abrupta orografía, con pendientes que van del 10% al 30%. Las viñas más bajas están plantadas a 120 de altura, en La Fregeneda, y las más altas a 810 metros sobre el nivel del mar, en Fermoselle. La tipología de suelos es compleja, con abundancia de suelos limo-arenosos, poco profundos y con abundantes rocas. También hay zonas pizarrosas, formadas por suelos más profundos con gran capacidad para retener y regular la humedad.

El relieve de la región condiciona de forma decisiva el clima. En algunas zonas de la DO Arribes las temperaturas son similares a las de Toro, mientras que las zonas más abrigadas tienen valores parecidos al Alto Douro portugués. En las áreas llanas los inviernos son fríos y largos y los veranos son cortos y calurosos. En cambio, en los cañones fluviales los inviernos son suaves y los veranos moderadamente cálidos, hecho que favorece una maduración pausada de la uva. Por lo que respecta a las precipitaciones, la media se sitúa en torno a los 700 mm anuales, por encima de otras áreas de la cuenca del Duero.

Región de tradición vinícola milenaria, la DO Arribes posee un rico patrimonio de uvas autóctonas. La variedad tinta Juan García, delicada y aromática, es la más importante, seguida de Rufete, Tempranillo, Bruñal y Bastardillo Chico. También hay algunos viñedos de Mencía, Garnacha y Syrah. Por lo que respecta a las blancas, cabe destacar la recuperada Puesta en Cruz, que convive con las variedades Doña Blanca (Malvasía Castellana), Verdejo y Albillo.